La única vez que he comido en una mesa donde todos eran espías fue en la Universidad Juan Carlos I, tras una charla sobre espionaje y novela negra. Uno de los ponentes y comensales era Jaime Rocha. Afable y culto, destacaba por su oratoria y comienza ahora a brillar también con una pluma que en su estreno ha firmado una interesante novela, 'Operación el Dorado Canyon', ambientada en la Libia del coronel Gadafi.

Marino de profesión, Jaime Rocha entró a formar parte de la inteligencia española en la época del general Manglano. Durante décadas formó parte de lo que hoy sigue siendo el CNI, desarrollando distintas misiones en el norte de África y en países centroeuropeos. Su trabajo, tan anónimo como peligroso, tuvo mucho que ver con el freno al auge del yihadismo y la evolución de nuestros servicios secretos en una lucha tan larga como alimentada por el fanatismo.

Rocha captó a agentes dobles que suministraban valiosa información de cara a prevenir atentados o descubrir células durmientes, y estableció lazos con otras muchas agencias, la CIA, el Mossad, etcétera. Sin que ni siquiera su familia supiera dónde estaba, siempre con nombre falso, haciéndose pasar por empresario, diplomático o periodista, se mimetizaba en el país donde se desarrollaba su misión y procuraba llevarla a cabo, sin revelar en ningún caso, ni siquiera hoy, sus contenidos, objetivos y contactos.

En las vibrantes páginas de su novela, Rocha bebe de sus experiencias reales, exponiéndolas a los ojos del lector con un alto índice de verosimilitud y consiguiendo atraparle con las aventuras de Julián Roig, una especie de alter ego suyo encargado de abrir una fisura en el muro de silencio que rodeaba al dictador libio, Muamar el Gadafi. En ese sutil y arriesgado juego, el autor teje una trama en la estela de las buenas novelas de espías, donde la ambigüedad y la directiva militar, la lealtad y la traición, la amistad y el amor se observan como a través de una superficie borrosa. Clima de medias verdades, veladas amenazas y sórdidos medios para, sin embargo, elevados fines, al estar relacionados con la seguridad del país. Un espía escribiendo novelas de espías.